La Tendresa Records presenta

ELVAS – QUIEN TE TRAXO EL CAVALLERO

Último trabajo discográfico de Èlia Casanova y el vihuelista Alfred Fernández, dedicado a los cancioneros ibéricos del siglo XVI. El disco, que lleva por título Elvas Quien te traxo el cavallero, incluye material recopilado en el Cancionero de Elvas, un manuscrito portugués del siglo XVI con obras musicales profanas escritas fundamentalmente por autores anónimos.

Este manuscrito del siglo XVI con música y poemas de la época renacentista, que está considerado una de las fuentes más importantes de música profana en la Península Ibérica, fue descubierto en 1928 en la Biblioteca Municipal de Elvas (Portugal), por el musicólogo Manuel Joaquim y posteriormente publicado en 1940.

COMPRAR CD

Cuando se trabaja los cancioneros ibéricos del Renacimiento, como el Cancionero de Elvas, enseguida te das cuenta de un detalle curioso e importante: lo «fácil» que es hacer sonar este repertorio. Y es que la música es excelente y está muy bien escrita. La exquisita sencillez y la transparencia de las texturas musicales van acompañadas de unos textos de desnuda lucidez. El misterio se cierne sobre estas colecciones de música secular. ¿Quiénes eran estas personas anónimas de tan alto nivel artístico? Sus vidas y quehaceres se pierden en la noche de los tiempos… da igual, nos han legado su música y sus palabras. Palabras sencillas de vidas sencillas. El amor, los celos, la esperanza, la muerte… De personas que te miran directamente a los ojos y te susurran: «nada ha cambiado, yo soy tú y tú serás yo».

Temas eternos que aquí se acompañan con dibujos ubicados en diferentes épocas y lugares, apuntando detalles de historias que igualmente podrían esconderse tras las canciones. Si queremos seguir imaginándolas, aquí se muestran algunas claves: 

Ia naõ podeis ser cõtentes

Inspirada en Louise Brooks, la estrella del cine mudo y bailarina; la que puso de moda su característica melena, icono del siglo XX. Demasiado independiente y liberada para su época, en la vida real y en sus interpretaciones (Lulú, Pandora’ Box), acabó siendo rechazada por la hipócrita industria hollywoodense, derivando puntualmente en señorita de compañía, y pobre. Y aunque desde los años 50 se reconoció su gran trabajo y resurgió como cronista del pasado cine mudo, toda su vida sufrió de alcoholismo y tabaquismo.

Otra inspiración latente fue el papel interpretado por Gloria Swanson en la película El crepúsculo de los dioses, el de una nostálgica estrella del cine mudo obsesionada por volver al plató hasta perder el sentido de la realidad.

De vos e de mĩ naceo

Mujer, negra, esclava, marioneta, autómata, objeto… Cualquiera de estas voces confirma lo que se ha representado en la imagen. La estética victoriana la sitúa en una época, a finales del siglo XIX. Podríamos ubicarla en cualquier país de occidente: Portugal, Gran Bretaña, Holanda, Francia, España… o en alguna de sus muchas sus colonias; y la podemos imaginar en “casas de alta tolerancia para caballeros” o en las habitaciones privadas del amo de una plantación de azúcar o tabaco. Sin embargo, ha sido inspirada por una moda actual de exquisitas muñecas que circulan por internet, incluso infantilizadas, eludiendo las implicaciones éticas que ello debería conllevar. De ésta muñeca no se ha pretendido aniñarla, todo lo contrario, pero sí, que le importe a su enamorada.

Otra inspiración latente fue el papel interpretado por Gloria Swanson en la película El crepúsculo de los dioses, el de una nostálgica estrella del cine mudo obsesionada por volver al plató hasta perder el sentido de la realidad.

Quién te traxo el cavallero

Se ha ambientado en el primer tercio del siglo XVI porque, probablemente, de entonces provenga la música de este disco. La canción nos cuenta de un caballero palaciego buscando sepultura para si mismo por causa del desamor. Aquí, la causante de ese dolor “sin mesura”, es una dama o señora, pues solo ellas podían acicalarse de estas maneras; y, puesto que se cubre la cabeza, casada; además de presumida, pues anda subida en chapines cuando no hay barro que le pueda ensuciar; y coqueta, pues sigue la moda italiana (véanse las mangas abiertas), pero también la que se exportaba desde la corte de sus Católicas Majestades (véase el complicado y largo tranzado, genuinamente español y de centenaria tradición, al dictado de Isabel I). Pero estas son las ramas por las que se pierde fácilmente un dibujante. Lo interesante es el encuentro entre este caballero “despedido”, en busca del reposo eterno en el idealizado entorno pastoril, y un pastor de Estremadura; buena gente y compasivo, sí, pero de romántico a la usanza bucólica bien poco tiene el tal Bartolo; ni la moza Pascuala.

De vos y de mi quexoso

Su enamorado corazón la ensalza ya como la diosa Hathor; eso sí, seleccionando atributos de los muchos que se le atribuyen: Como reina: el vestido rojo, el tocado de buitre y el bastón de papiro. Como la propia Hathor: el collar ritual de cuentas agitables, las orejas de vacuno, los dos bucles de sus tan ensalzados cabellos. Incluso como suprema diosa del cielo, madre simbólica de los faraones: con el tocado de cuernos vacunos y el disco solar, símbolos de la fertilidad.

Y como no, como diosa de la belleza; del amor y la sexualidad; también de la música y la danza, la alegría y la embriaguez. Es por ello que se la ve con el sonajero ritual, de connotaciones eróticas, de júbilo y de vida. ¡Como la misma concepción de la feminidad en el antiguo Egipto! La cola de gato doméstico es el contrapunto pacífico a su escondido lado violento, que también lo tenía la diosa. Las alas son un alucinado préstamo de Isis, claro está. Y no es que él encontrara el famoso mechón cuya pérdida fuera causa de tan catastróficas consecuencias, tan solo dos de sus encantadores cabellos.

Testou minha ventura

A cuenta de casarse con la cortesana Jeanne Bécu, el venido a menos Conde de Barry, así como la nobleza conchabada, recibieron dineros, prebendas, títulos y propiedades. Un matrimonio apoyado en documentos falsarios que “permitió” al rey Luís XV presentar e instalar en el palacio de Versalles a su nueva amante oficial, la recién Condesa du Barry. La historia no se preguntó qué sentimientos inundaron al conde tras conocer a su bellísima esposa lista para la blanca boda; aunque el conde ya siempre vistiera con las telas listadas que ella puso de moda.

Tras la muerte del viejo rey la condesa pudo por fin ser libre de usar la llave. Su querido canario Fifi murió en el momento en que por fin pudo escapar de la jaula, al chocar contra los cristales de un altísimo ventanal; la condesa acabaría guillotinada, su tocado flor de lis la perdió.

Venid a sospirar al verde prado

Solo ella le consuela, sabe de tanta soledad. La hermosa Sinope, hija de divinidades acuáticas, deseada por los dioses; ¡Por el mismo Zeus! quién para seducirla, en su pasión, prometió concederle su deseo más querido, cualquiera que fuera: ella solicitó el don de la virginidad y el dios burlado hubo de otorgárselo y renunciar a ella. La misma treta le sirvió con el río Helis y con Apolo, pese a la incitación de Afrodita y de Eros; a los hombres no les fue mejor que a los dioses. Desde entonces vive su don en soledad, aunque no infeliz: como ninfa de aguas dulces, de la fuente de la ciudad que lleva su nombre, derrama su magia en las aguas sanadoras y sobre quienes la visitan y beben. Náyade de la Soledad, por siempre, solo ella, que comprende y sabe, consuela del desamor en los límites de la muerte.

No piẽsen que a dacabar

La inspiración saltó, desde el retrato que realizó Uemura Shoen de la célebre bailarina de shirabyōshi Shizuka Gozen, hasta su historia de amor con el general Yoshitsune. El trágico héroe del siglo XII fue perseguido y acabado por su hermano Yoritomo, por traidor a su propio clan. Pero la historia real se diluye facilmente en el folklore japonés, y también se nos cuenta que Yoshitsune se suicidó siguiendo el rito seppuku. Rito no siempre riguroso, ni tan voluntario ni tan espeluznante como se suele describir. Aquí no se ha vestido de blanco, ni escribe en su abanico de guerra, ni envuelve la daga con papel de arroz para no mancharse de sangre deshonrosamente; pero sí ha tomado sake y escrito un poema sobre su dolor (失恋) y la muerte (死), y en el mismo momento en que levante el pincel, la señal convenida, será decapitado por quien él mismo ha elegido: su envidioso hermano. Una venganza cubrirá otra venganza, pues no es la pérdida del poder lo que más le duele, si no que lo arrebaten de su amada, y más allá de la muerte.

LAS LETRAS

EL CANCIONERO

El Cancionero de Elvas {Portugal, s. xvi}. Música de Francesco da Milano perteneciente a diversas colecciones del siglo xvi. Música de Enriquez de Valderrábano contenida en su Libro de Música de Vihuela intitulado SILVA DE SIRENAS (Valladolid, 1547).

  1. Ia nâo podeis ser contentes • Anónimo
  2. De vos, e de mim naceo • Anónimo
  3. Porque me nâo ves loâna • Anónimo
  4. Tres sonetos • Enríquez de Valderrábano
  5. Con mi dolor y tormento • Anónimo
  6. Quien te traxo el cavallero • Juan del Enzina
  7. De vos y de mi quexoso • Anónimo-Juan del Enzina
  8. Soneto XI • Enríquez de Valderrábano
  9. Testou minha ventura • Anónimo
  10. Venid a sospirar • Anónimo
  11. Soneto X • Enríquez de Valderrábano
  12. No piensen que á d’acabar • Anónimo
  13. Soneto XII • Enríquez de Valderrábano
  14. Ia que viveis tâo ausentes • Anónimo
  15. Se do mal que me queréis • Anónimo
  16. Soneto “Dichosa fue mi ventura” • Enríquez de Valderrábano
  17. Bendito sea aquel día • Anónimo
  18. Lo que queda es lo seguro • Anónimo

 

EL CANCIONERO DE ELVAS

La música es buena, muy buena y está muy bien escrita. La maravillosa sencillez y la transparencia de las texturas musicales van acompañadas de unos textos de asombrosa lucidez. El Cancionero Musical de Elvas da buena muestra de esa manera de hacer las cosas.

Este códice, un manuscrito del siglo XVI con música y poemas de la época renacentista, es una de las fuentes más importantes de música profana en la Península Ibérica.

El misterio se cierne sobre estas colecciones de música secular. ¿Quiénes eran estos autores anónimos de tan alto nivel artístico? Sus vidas y quehaceres se pierden en la noche de los tiempo. Nos han legado su música y sus palabras. Palabras sencillas de vidas sencillas, que hablan del amor, los celos, la esperanza, la vida y la muerte.

Obras que fueron silenciadas por el paso del tiempo, y que hoy podemos disfrutar gracias a proyectos como éste.

EL MANUSCRITO

Fue descubierto en 1928 en la Biblioteca Municipal de Elvas, Portugal, por el musicólogo Manuel Joaquim y posteriormente publicado en 1940. Es uno de los cuatro cancioneros portugueses del XVI que han llegado hasta nosotros junto con el Cancionero de Lisboa, el Cancionero de Belém y el Cancionero de París.

Se desconoce la fecha exacta de su copia. Sin embargo, algunos factores permiten dar una datación aproximada:

En el manuscrito hay una canción con el texto de un poema escrito por el poeta Dom Manuel de Portugal, dedicada a su amada Doña Francisca de Aragón. Se sabe que el poema fue escrito alrededor de 1555. Las páginas del libro poseen filigranas parecidas a las que se usaban en Italia hasta la década de 1570. Todo ello permite afirmar que el Cancionero de Elvas fue copiado entre las décadas de 1560 y 1570, aproximadamente.

Está dividido en dos secciones:

Sección I: Con 65 obras musicales. Parte de su contenido se ha perdido, concretamente faltan los folios: f. 1-39, 50, 105, 107 y 109. Carece de índice, probablemente debido a que se encontraba en los folios desaparecidos al principio del manuscrito.

Sección II: Contiene 36 poemas, sólo el texto, sin música. Tiene su propia numeración: f. 1-36.

LA MÚSICA Y LOS COMPOSITORES

La parte musical del libro contiene 65 obras polifónicas a 3 voces, en español y portugués, 3 de ellas incompletas. No hay una sola referencia acerca de los compositores en el cancionero: todas las obras son anónimas. Sin embargo, si comparamos este cancionero con otros cancioneros ibéricos, es posible establecer concordancias y así saber cuáles son los compositores de 7 (quizás 8) obras de las 65 compiladas. Son:

  • Juan del Encina (4 obras)
  • Pedro de Escobar (2 o 3 obras)
  • Pedro de Pastrana (1 obra)

Del estudio de los datos relativos a las lenguas, formas poéticas, métricas, autoría y concordancias con otras obras, según el estudio de Manuel Pedro Ferreira, se desprende que la parte musical yuxtapone cuatro colecciones, separadas en tiempo y espacio: dos de ellas con obras del repertorio ibérico de alrededor de 1500, una con piezas portuguesas de la primera mitad del siglo XVI, y la última con obras de origen portugués, con influencia italiana, del tercer cuarto del siglo XVI.